Cuando nos planteamos la idea de hacer teatro, pensamos en que no debía corresponder a lo que la gente está acostumbrada a llamar "Teatro"; debía corresponder más bien a un momento de "goce", a una celebración que tuviera la fuerza de un actor o actriz en vivo; que apasionara tanto como un juego de video a las presentes y nuevas generaciones, que ese lenguaje permita construir un público y con eso un futuro para el arte escénico que no debe morir; pero que si no se transforma sólo servirá de pieza de museo sin interés más que artístico; y sólo con eso una obra no se convierte en arte.
POP-ART
Definitivamente la fusión de lenguajes en la obra de teatro "AUSENCIA" son fiel reflejo de nuestras búsquedas estéticas; el público no se sienta, no asume un rol pasivo de contemplador; el público literalmente "juega" a soñar que la historia ocurre en ese ahora; es como un juego de video en donde el espectador para ver el final que desea no sólo debe ver, debe trabajar por ello y para hacerlo debe comprometerse emocional o racionalmente alrededor de una misión dramática. En el caso de las Casas del Terror son el antecedente más próximo para montar una obra del género en un teatro participativo como el que hacemos; retomar esa estética de persecución y apariciones repentinas; que un "zombie" corra a mi alcance produciendo el vértigo afín al "terror" que es inexplorado por los lenguajes escénicos y finalmente traer a las tablas el género que ha sido exclusivo del cine; con todos estos elementos buscamos crear un "algo" un imaginario de goce, de reflexión, de encuentro con un arte escénico que propone un nuevo encuentro con el público.